sábado, marzo 31, 2007

El objetivo

Tan importante o más que los actos que realizamos para conseguir un objetivo, es determinar cuál es realmente nuestro objetivo. Para explicar la relación objetivo-acto os voy a contar un cuento.


Érase una vez un hombre de negocios que se dedicaba a viajar por el mundo recorriendo ciudades en busca de nuevas oportunidades de negocio. Por aquel entonces no se disponía de aviones y el transporte más utilizado para desplazamientos largos era el tren. En las paradas en las que existía una mínima oportunidad de negocio el hombre se apeaba e intentaba contactar con posibles clientes.
Un día como otro cualquiera el hombre llegó a una parada nueva, esta vez se trataba de un lugar recóndito y dado que llevaba gran cantidad de equipaje preguntó a un anciano que se encontraba en la estación si conocía el modo de transportar todo el equipaje hasta el pueblo. El hombre le contestó que Julián normalmente era el encargado en el pueblo de ayudar a los viajeros con su equipaje, esta vez no estaba en la estación, se encontraba en la plaza del pueblo.
Resignado, el hombre cargó con todas sus maletas hasta el pueblo, cuando llegó a la plaza vio a un hombre tumbado en una hamaca con un sombrero de paja que le tapaba la mitad de la cara. Se acercó al hombre y le preguntó si era Julián.
- ¿Eres Julián?
- Sí - contestó sin inmutarse Julián
- ¿Por qué no estas en las estación?
- Porque estoy aquí - contestó Julián con el sombrero de paja cubriéndole el rostro
- Si hubieras estado en la estación hoy, habrías tenido un cliente.......... y habrías ganado dinero! - se afirmó el hombre de negocios
- ¿Para qué? - preguntó Julián
- Con algún viaje más podrías comprarte un carro con el que hacer más viajes en menos tiempo
- ¿Para qué? - preguntó Julián
- Al hacer más viajes podrías crear tu propio negocio
- ¿Para qué? - preguntó Julián
- Para ganar mucho dinero - contestó exaltado el hombre
- ¿Para qué? - preguntó Julián
- Entonces podrías dejar de trabajar y estar todo el tiempo que quieras en la plaza - concluyó satisfecho el hombre de negocios
- ¿Y que crees que estoy haciendo ahora? - sentenció Julián